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3* DOMINGO ADVIENTO

¡SE ACERCA EL DÍA! ¡QUE ALEGRÍA!

OBJETIVO:
Preparar el camino a nuestro Salvador, para que nos encuentre dispuestos a recibirlo.
ACTITUDES
Esperar a pesar de las dificultades
Conversión para dejar lo que nos
impide vivir con Él.

NUESTRA REALIDAD
Todos sabemos qué importante es esperar. Se espera a un ser querido, se esperan nuevas oportunidades en el trabajo, buenas calificaciones en el estudio, la visita de unos amigos.
Las personas vivimos de esperanzas. Unas veces las vemos colmadas, otras no, pero siempre volvemos a esperar, esta virtud es como el aceite, que alimenta la llama de la lámpara.
¿Qué he esperado con mucha ilusión?
¿Cómo me siento cuando veo que mis esperanzas se cumplen?
¿Qué me ha ayudado a esperar, a pesar de que no siempre consigo lo que espero?
LA PALABRA NOS ILUMINA
En eL 2do. Domingo de Adviento nos encontramos con un gran hombre, el hombre de la espera activa. Se llamó Juan, lo conocemos como el Bautista. Su madre fue Isabel, y su padre, Zacarías 

Vino al mundo con una gran misión: “Alimentar la esperanza en la llegada del Mesías prometido”. Isaías habló del Bautista aún sin conocerlo: “una voz clama en el desierto: „preparen el camino del Señor, ende-recen sus senderos‟ (Is 4,3).
El ministerio salvífico de Jesús, fue preparado por el ministerio penitencial del Precursor. La misión de Juan el Bautista fue muy importante.
Las autoridades políticas y religiosas de su tiempo, peleaban el poder. Los dos grupos no servían al pueblo, sino se servían de él. La ambición de unos y la hipocresía de los otros, alejaban cada vez más la esperanza que el pueblo tenía de ser salvado.
Juan denunció la falsedad de las autoridades religiosas y propuso a sus paisanos la conversión: “arrepiéntanse, el Reino de Dios está cerca”.
Su mensaje impactaba mucho, vivía lo que predicaba. No callaba, sino por el contrario, denunciaba el mal y proponía el bien. Tenemos que ser valientes como Juan Bautista. Nuestra meta es vivir con Dios y extender su Reino.
No podemos detenernos en el camino. Vamos con Dios y con nuestros hermanos, buscando la justicia y la paz. Muchos bautizados no hacemos presente el Reino de Dios, muchas personas viven deprimidas, falta mayor respeto a la vida, se buscan los bienes materiales, pero ellos no nos llenan, qué bien nos queda la invitación de Juan el Bautista: “Arrepiéntanse, y crean en el evangelio”.

Tenemos que hacer un camino: “camino de conversión. No vivimos como hermanos, somos muy individualistas, buscamos nuestros intereses, y nos domina el egoísmo.

 

 

 

NUESTRO COMPROMISO
La llamada de este domingo es muy clara: ¡conviértanse!, se traduce en obras día a día, tenemos que empezar por nosotros mismos.
¿Cómo vamos a preparar la llegada de Jesús niño? ¿Qué queremos hacer para demostrar que lo estamos esperando, como familia, como comunidad, como parroquia, como agentes de pastoral?
Formamos dos grupos: uno hace la lista de las actitudes que son buenas y favorecen nuestra espera. El otro grupo, pone las que son obstáculo para esperar la llegada de nuestro Salvador.
CELEBRACIÓN
Formamos un camino Y lo vestimos con nuestras huellas; en ellas escribimos nuestro compromiso: ¿de qué queremos convertirnos?
Pedimos por las personas que viven desilusionadas, sin esperanza, por las que se sienten solas. Al encender la segunda vela de la corona de Adviento, nos comprometemos a ser nosotros mismos, un camino de conversión.
CANTAMOS.

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