CATEQUESIS PARA EL 12 DE DICIEMBRE
Objetivo:
El pueblo de Dios convocado por su Obispo y sacerdotes, al redescubrir en el Evangelio su vocación de pueblo de Dios y al confrontar su guadalupanismo con el mensaje de María portadora de Cristo, se prepara y celebra la fiesta del 12 de diciembre; participando en espacios comunitarios y misioneros como camino de superación, en orden a ser una comunidad solidaria con los más pobres.
Actividad:
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Pueden reunirse días previos al inicio de las novenas de Guadalupe.
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El coordinador o coordinadora de la actividad prepara los lemas y una caja con flores de 4 pétalos. Lápices suficientes.
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Se sugiere realizarlo en la casa donde se celebrarán los preparativos, días previos al 12 de diciembre (puede adaptarse a otras realidades).
Ambientación del lugar:
en la casa se pone el altar de la Virgen de Guadalupe (una sola imagen) y se ponen diversas frases tomadas del Nican Mopohua, que pueden ser las siguientes:
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Y cuando cesó de pronto el canto, cuando dejó de oírse, entonces oyó que lo llamaban, de arriba del cerrillo, le decían: "JUANITO, JUAN DIEGUITO".
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"Sábelo, ten por cierto, hijo mío el más pequeño, que yo soy la perfecta siempre virgen santa maría, madre del verdadero Dios por quien se vive, el creador de las personas, el dueño de la cercanía y de la inmediación, el dueño del cielo, el dueño de la tierra¨.
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"Escucha, el más pequeño de mis hijos, ten por cierto que no son escasos mis servidores, mis mensajeros, a quienes encargué que lleven mi aliento mi palabra, para que efectúen mi voluntad; pero es muy necesario que tú, personalmente, vayas, ruegues, que por tu intercesión se realice, se lleve a efecto mi querer, mi voluntad.”
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“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella: está seguro que ya sanó”.
Bienvenida:
La dueña de la casa o algún catequista da la bienvenida con estas u otras palabras similares “Buenas (tardes o noches) tengan todos ustedes, el día de hoy estamos reunidos(as) para reflexionar sobre la importancia del hecho guadalupano en nuestras vidas”.
Oración inicial:
Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por tu Iglesia, protege al Papa, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: “soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios”, alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tú eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén.
Dinámica:
En estos momentos se conversa sobre los motivos que tienen para realizar este preparativo a la Virgen de Guadalupe (10 minutos aproximadamente). Se puede empezar con la siguiente pregunta: ¿Qué me motiva a hacer o participar en la fiesta de la Virgen de Guadalupe? Se comparten las respuestas.
Lectura bíblica:
Escuchamos ahora La Palabra de Dios:
Del santo evangelio según San Lucas (1, 39 – 45)
En aquellos días se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamó: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿De dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” Palabra de Dios.
Reflexión:
leamos ahora un fragmento de la homilía del Papa Francisco realizada el viernes 12 de diciembre de 2014 en la basílica vaticana.
¨Cuando se apareció a San Juan Diego en el Tepeyac,
se presentó como “la perfecta siempre Virgen Santa
María, Madre del verdadero Dios” (Nican Mopohua); y
dio lugar a una nueva visitación. Corrió premurosa a
abrazar también a los nuevos pueblos americanos, en
dramática gestación. Fue como una «gran señal
aparecida en el cielo … mujer vestida de sol, con la
luna bajo sus pies» (Ap. 12,1), que asume en sí la simbología cultural y religiosa de los pueblos originarios, anuncia y dona a su Hijo a todos esos otros nuevos pueblos de mestizaje desgarrado. Tantos saltaron de gozo y esperanza ante su visita y ante el don de su Hijo y la más perfecta discípula del Señor se convirtió en la «gran misionera que trajo el Evangelio a nuestra América» (Aparecida, 269). El Hijo de María Santísima, Inmaculada encinta, se revela así desde los orígenes de la historia de los nuevos pueblos como “el verdadero Dios por quien se vive”, buena nueva de la dignidad filial de todos sus habitantes. Ya nadie más es solamente siervo sino todos somos hijos de un mismo Padre hermanos entre nosotros, y siervos en el siervo.
El Santo Padre dice que la Santa Madre de Dios nos visitó y quiso quedarse con nosotros. Dejó estampada misteriosamente su imagen en la “tilma” de su mensajero para que la tuviéramos bien presente, convirtiéndose en símbolo de la alianza de María con nuestro pueblo, a quienes nos regala ternura y cercanía. Por su intercesión, la fe cristiana fue convirtiéndose en el más rico tesoro del alma de todos los pueblos americanos, cuya perla preciosa es Jesucristo: un patrimonio que se transmite y manifiesta hasta hoy en el bautismo de muchas de personas, en la fe, esperanza y caridad, en la belleza de la piedad popular y también en los valores de las culturas, en la conciencia de dignidad de la persona humana, en la pasión por la justicia, en la solidaridad con los más pobres y sufrientes, en la esperanza a veces contra toda esperanza. (cf. Homilía del Papa Francisco 12-12-2014)
Por eso nosotros podemos continuar alabando a Dios por las maravillas que ha obrado en la vida de los pueblos latinoamericanos. Dios, según su estilo, “ha ocultado estas cosas a sabios y entendidos, dándolas a conocer a los pequeños, a los humildes, a los sencillos de corazón” (cf. Mt 11,21). En las maravillas que ha realizado el Señor en María, Ella reconoce el estilo y modo de actuar de su Hijo en la historia de salvación. Cambia los juicios del mundo, destruyendo los ídolos del poder, de la riqueza, del éxito a todo precio, denunciando la autosuficiencia, la soberbia y los mesianismos que alejan de Dios, el cántico de María confiesa que Dios se complace en transformar las ideologías y jerarquías mundanas. Enaltece a los humildes, viene en auxilio de los pobres y pequeños, colma de bienes, bendiciones y esperanzas a los que confían en su misericordia de generación en generación, mientras derriba de sus tronos a los ricos, potentes y dominadores. El Magníficat así nos introduce en las “bienaventuranzas”, síntesis y ley primordial del mensaje evangélico. A su luz, hoy, nos sentimos movidos a pedir una gracia. La gracia tan cristiana de que el futuro de América Latina sea forjado por los pobres y los que sufren, por los humildes, por los que tienen hambre y sed de justicia, por los compasivos, por los de corazón limpio, por los que trabajan por la paz, por los perseguidos a causa del nombre de Cristo, “porque de ellos es el Reino de los cielos” (cf. Mt 5,1-11).
Dinámica:
Ahora, nos fijamos en las frases del Nican Mopohua ¿cuál de ellas nos llama la atención? y ¿Por qué? (momento de responder).
Conclusiones:
Existen diversos motivos para realizar la novena pero en todos coincide el amor profundo a la Virgen María y su presencia maternal en nuestro pueblo mexicano y muchas veces pasamos por alto las actitudes de María de Guadalupe que nos sugieren cambiar las nuestras: sale al encuentro, recibe, acoge, habla con ternura, atiende, nos comparte a su Hijo Jesucristo…Hoy ante las diversas situaciones de violencia e inseguridad, nos encomendamos a ella y, al mismo t Tiempo, somos pensamos en sus actitudes que nos invitan a asumir el envío de transformar estas realidades, imitando sus virtudes y dejándonos proteger por sus manos maternales. Al rezar el Rosario en esta novena, cada uno y comunitariamente podemos comprometernos a ser mejores, salir al encuentro de nuestros hermanos y cuidar nuestra casa común.
(Se reparten unos papeles en forma de flor de cuatro pétalos para poner los compromisos de salir al encuentro de vecinos, familia o personas que se sientan solas o alejadas; se les da un tiempo para que escriban sobre ellos). En cada pétalo escribirán un compromiso para realizar con la ayuda de su familia.
Canto final:
(Mientras se canta se depositan los compromisos ante el altar de la Virgen de Guadalupe).
DESDE EL CIELO
Coro.
Desde el cielo
Una hermosa mañana (2)
La guadalupana, (3)
Bajó al Tepeyac.
Estribillos.
Suplicante juntaba
Sus manos, (2)
De luz y armonía, (3)
Todo el Anáhuac.
Junto al monte
Pasaba Juan Diego (2)
Y acercose luego, (3)
Al oír cantar.
Juan Dieguito
La Virgen le dijo: (2)
“Este cerro elijo, (3)
Para hacer mi altar”.
Y en la tilma
Entre rosas pintadas (2)
Su imagen amada, (3)
Se dignó dejar.
Desde entonces
Para el mexicano (2)
Ser guadalupano (3)
Es algo esencial.
Es sus penas
Se postra de hinojos (2)
Y eleva sus ojos (3)
Hacia el Tepeyac.