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► Sentido del tema.
Comprender la importancia de enderezar nuestras sendas y

que todos los caminos que elijamos nos lleven directamente

a Dios.
► Ambientación.
Para ambientar el espacio, se colocará una cartulina con un camino dibujado que tendrá al final una cruz y encima la frase: “Jesús es el camino”, debajo se colocará la pregunta: ¿Qué cosas debo dejar detrás para seguir el camino de Jesús?
Se necesitarán hojas de papel de colores, marcadores, tijeras y cinta pegante. Las sillas se colocarán en círculo. Se llevarán una bocina y una computadora o celular donde colocar música.
► Bienvenida.
Se invitará a los jóvenes a sentarse en un semicírculo y se les pedirá que escriban, en las hojas de papel que le serán entregadas, todas aquellas situaciones que consideran que deben dejar detrás para seguir el camino de Cristo y nivelar sus senderos, con el propósito de que al finalizar la reflexión las coloquen alrededor de la cartulina.
► Oración inicial.
Salmo 24


R/. A ti, Señor, levanto mi alma
V/. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/
V/. El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
V/. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza. R/.

 

Señor, que seas tú quien ilumine nuestros corazones para poder seguirte confiados en tu Divina Misericordia. Amén.
► Reflexión.
Preparar el camino y enderezar los senderos significa que el Evangelio y el deseo de construir el Reino de Dios dirijan nuestra vida personal, familiar, social, académica, laboral, eclesial y apostólica. Que todos esos «senderos» de nuestra vida estén conducidos por Cristo. También quiere decir caminar junto a Dios, darnos cuenta cómo él va con nosotros. Es saber interpretar las situaciones de la vida cotidiana con una mirada de fe. Tenerlo presente. Implica que cada decisión que tomemos, ya sea pequeña o grande, esté inspirada por el amor, la misericordia y la justicia.
Juan el Bautista en su predicación, mientras nos recuerda que la venida de Dios es siempre inminente, nos invita también con energía a la penitencia que purifica el corazón lo vuelve capaz del encuentro con Jesús que viene al mundo, lo abre a la esperanza y al amor universal.
En este tiempo de Adviento la Palabra nos recuerda que acoger al Señor, prepararle el camino, implica además, esperanza, conversión, firmeza y confianza. Esperamos poder acoger a nuestro Señor del mejor modo posible. Ansiamos que no encuentre obstáculos en el trayecto, que no existan muros que lo frenen, de ahí la necesidad de convertirnos, cambiar de mentalidad, cambiar de camino.
Aceptar el Evangelio es la condición para convertirse, este no es sólo un contenido de mensaje, sino que es una Persona que te pide venir a tu vida. Aceptar el Evangelio significa abrir la puerta de la propia vida a aquel que Juan ha definido como el más poderoso.
Como Juan, también hoy nosotros somos invitados a transformarnos en mensajeros de esta buena noticia de Dios que, en la persona de Jesús, nos trae a todos alivio y esperanza. Hay que preparar el camino, es el tiempo propicio para ello. El Señor viene.
Evangelio según san Mateo 3,1-12.
En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible".
Palabra del Señor.
► Desarrollo del tema.
Se invitará a los participantes a compartir las situaciones que escribieron al inicio del tema. El facilitador deberá dar algunas palabras de aliento, en caso de que así lo requiera el momento, con el propósito de que el joven entienda que no está solo y que son situaciones que pasan en la vida de cada uno desde distintas realidades. Luego se les invitará a cerrar los ojos y escuchar la siguiente canción:
De qué me vale – P. Edward Gilbert

https://www.youtube.com/watch?v=guvcXbkKpUE
Preguntar a los jóvenes:
¿Qué sentimientos les produjo la canción?
¿De qué manera concreta van a vivir este mensaje?
► Compromiso.
Abrirme totalmente a la acción de Dios en mi vida. Alimentar la actitud de espera que debe caracterizar la vida de todo cristiano.
¿Qué otros compromisos se pueden hacer? Invitar a ponerlos por escrito y dar oportunidad a quien quiera libremente compartirlos.
Reproducir: En mi Getsemaní –Eduardo Meana sj

https://www.youtube.com/watch?v=_QWrbu-LjXw&list=PLMkCFX1ab-kOipZ077qoXVxyLpoJFCuZn&index=1
► Oración final.
Señor Jesús, conducidos por la palabra fuerte y vigorosa de Juan el Bautista, tu precursor, deseamos recibir tu bautismo de Espíritu y fuego. Tú sabes cuantos miedos, perezas espirituales e hipocresía albergan nuestros corazones. Estamos convencidos que en tu bieldo quedaría de nuestra vida poco grano y mucha paja, pronta para el fuego inextinguible. Te decimos desde lo más profundo del corazón: Ven a nosotros en la humildad de tu encarnación, de tu humanidad cargada de nuestros límites y pecados y danos el bautismo de la inmersión en el abismo de tu humildad. Concédenos estar inmersos en aquellas aguas del Jordán que fluyen de tu divino costado atravesado en la cruz y haz que te reconozcamos verdadero Hijo de Dios, verdadero Salvador nuestro. En este adviento llévanos al desierto del expolio, de la conversión, de la soledad, de la penitencia para experimentar el amor del tiempo primaveral. Que tu voz no quede en el desierto, sino que resuene en nuestro corazón de modo que toda nuestra vida, inmersa – bautizada en tu Presencia pueda convertirse en novedad de amor. Amén. (Carmelo, 2017)

TEMA 2

NIVELA TUS SENDEROS

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