Tema Tres
JESÚS NOS DEJA LA EUCARISTÍA
Objetivo:
Descubrir en la Eucaristía el alimento que nos permite realizar nuestro camino de
cristianos.
ESQUEMA DEL ENCUENTRO:
Para este encuentro será necesario evaluar si existe la posibilidad de que durante la semana realicen una visita a un comedor comunitario. Poder colaborar, tener contacto con la gente, conversar…
De lo contrario, proponemos preparar la dinámica de la foto palabra, a partir de imágenes o fotos que nos muestren situaciones que nos expresen ‘hambre’…
Si pudieron realizar la visita, reflexionamos:
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¿Cómo se sintieron durante la visita al comedor?
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¿Qué lo que más le llamo la atención?
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¿Alguna vez sintieron verdaderamente hambre?
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¿Qué sensaciones provoca el hambre? ¿Cómo nos sentimos cuando tenemos hambre?
En el caso de la foto palabra:
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¿Por qué elegiste esa foto?
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¿Qué es lo que más te llama la atención?
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¿Alguna vez sintieron verdaderamente hambre?
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¿Qué sensaciones provoca el hambre? ¿Cómo nos sentimos cuando tenemos hambre?
En cualquiera de los dos casos, escribiremos en una cartulina lo que vamos conversando y expresan los chicos frente al tema del hambre, por ejemplo: angustia, bronca, injusticia, etc. Y lo reservamos para el momento del cierre.
Una vez finalizada la puesta en común vamos a escuchar lo que Jesús nos quiere decir en
Jn 6, 26-27 y 30-35
Análisis del texto: En este encuentro planteamos a la Eucaristía, el pan, como alimento que Dios nos ofrece para saciar nuestras necesidades.
La alimentación es fundamental en la Vida de un hombre.
Los hombres necesitan alimentarse para sobrevivir y, a la vez, la comida es un momento donde se refuerzan los vínculos entre los miembros y la comunidad por tradición. Así también Jesús nos da el alimento espiritual de su gracia en la EUCARISTÍA, Sacramento de su cuerpo y de su sangre. Es el alimento para la vida eterna y una comunión con Jesús y entre nosotros.
Cristo, pan de vida, está respondiendo así a la más profunda debilidad del hombre. Por eso en Jn 6,50s. ("este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera; yo soy el pan vivo, bajado del cielo; si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo") plantea una opción de fe entre el pan del cielo y el pan de la tierra. Y responde con una presencia personal, con un amor encarnado.
Esta asimilación de Cristo o, mejor dicho, esta incorporación a Cristo se realiza de forma amorosa: Cristo se ofrece a la Iglesia, le permite que lo posea y, dejándose asimilar, asimila a la Iglesia. Y exige la reciprocidad del amor: el amor de los que se incorporan a Cristo ha de ser participación de aquel con el que Cristo nos ama en la Eucaristía: deberá nutrirse de la humildad, pasar por el sufrimiento y desarrollarse en el servicio desinteresado.
Así se entiende mejor que este sacramento, incluso en su forma exterior de banquete alrededor de una “mesa”, nos hace partícipes del sacrificio de Cristo.
Por esta participación plena en el sacrificio brota como de su fuente la comunión con Cristo: El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él (Jn 6, 55ss.) La eucaristía es la máxima incorporación del hombre a Cristo.
CIERRE
En este momento rezaremos a partir de lo escrito en la cartulina, trasformar lo escrito en peticiones al Señor para que Él pueda saciar nuestra necesidad.
A cada intensión respondemos “Señor danos siempre de ese pan”
RETIRO DE NIÑOS PARA
PRIMERA COMUNIÓN