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1* DOMINGO ADVIENTO

¡QUE BUENO QUE VIENES!

OBJETIVO :
Vivir este adviento esperando a nuestro Redentor, para contagiar la

alegría de encontrarnos nuevamente
con Él, a todas las personas que tenemos

ACTITUDES:
Esperanza y valentía, para vivir la hermandad que Dios quiere que

vivan sus hijos.
NUESTRA REALIDAD
Empezamos el Adviento. Las familias, los jóvenes, los niños, los

agentes de pastoral, todos esperamos al Hijo de Dios. La liturgia

nos presenta un mensaje de esperanza, que reflexionaremos en 4

semanas.
LA PALABRA NOS ILUMINA
El tiempo de ADVIENTO abre el año litúrgico, que se ha estructurado en tres ciclos: en el ciclo A, que es el
que estamos empezando, escucharemos cada domingo el evangelio de San Mateo; en el ciclo B, a San
Marcos y en el ciclo C, a San Lucas.

Oración para encender la vela de la corona
Tercer Domingo de Adviento: Los Mandamientos
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
Se encienden las dos velas de los domingos anteriores
recordando cómo la luz fue regresando para el hombre
con la promesa de salvación y con la alianza de Noé.
Se lee la siguiente explicación basada en el libro del
Éxodo :
Moisés fue escogido por Dios para liberar a su pueblo
de la esclavitud en Egipto. Este es un símbolo de la
liberación del pecado por la venida de Jesús al mundo.
Más adelante, Dios le da los diez mandamientos a Moisés
en el monte Sinaí, con los que nos muestra el camino
para la salvación y se abre una luz en la vida de
los hombres.
Vela: Se enciende la tercera vela, que representa al
amor de Jesús por los hombres.
Oración: Te pedimos Señor nos ayudes a cumplir con
tus mandamientos para poder acercarnos a Ti durante
toda nuestra vida.
Para terminar: Te damos gracias Señor por dejarnos
un camino a seguir con tus mandamientos y te pedimos
nos ayudes a cumplirlos para preparar nuestro
corazón a tu venida. Amén.
Cantar:

Dios nos dio a su Hijo Cristo Jesús, para que fuera nuestro hermano, y a muchas personas que nos rodean, para que seamos más felices. No deje-mos que nos invada la tristeza, confiemos en Dios, de-mostremos que vale la pena vivir, soñar, ir adelante, a pesar de tener problemas y dificultades.
NUESTRO COMPROMISO
Esta semana disfrutaremos cada encuentro, para sentirnos amados, abrazados, acompañados, y saber que la alegría se vive en comunidad.
Preguntar a cinco miembros de la familia, qué pien-san de la alegría navideña, escribimos su res-puesta.
Escribir las bienaventuranzas del Adviento. „feliz el adviento si…‟
CELEBRAMOS
Encendemos la vela de color rosa, pidiendo a Dios nos conceda ser personas alegres y contagiar nuestra ale-gría a las personas que amamos.
CANTAMOS.

La palabra Adviento viene del latín, y significa “vendrá”, “va a venir”, “está por llegar”. Su significado es muy esperanzador. El Mesías vendrá… ¿Pero no vino ya hace 2019 años? ¿Por qué hablamos de una nueva venida? ¿Lo necesitamos también hoy?
El Emmanuel viene una vez más, Su llegada nos dará la gracia de verlo y sentirlo, como lo sintieron María y José, los pastores, los sabios de oriente, aquella noche santa, cuando el Verbo se hizo hombre naciendo de María la Virgen (Jn 1,14).
El pueblo de Israel lo esperó durante siglos…Su historia nos habla de un largo camino de sufrimientos y esperanzas; de un ir y venir de circunstancias, unas felices y otras no tanto; Dios las asumió y le ofreció la libertad que tanto anhelaba: „lo salvó de la esclavitud‟.
Los profetas acompañaron su caminar por muchos años, lo animaban, iban delante de él, le infundían se-guridad y alimentaban su esperanza. Dios los inspiraba para que pudieran hablar en su nombre.
Isaías, uno de los profetas que más se escucha en el Adviento, fue eco de la voz de Dios para el pueblo de Israel y también lo es para esta comunidad. Él nos dice:


“Vengan, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob,
para que Él nos instruya en
sus caminos y
podamos marchar
por sus sendas…”(Is 2,3)

¿Venir, a dónde? ¿Subir al monte, por qué ir allá?
¿Qué necesidad tenía el pueblo de ir a las alturas?
¿Qué podía encontrar que no tuviera abajo?
Dios sabía que su pueblo quería ser feliz. Los cuatrocientos años que Israel vivió en Egipto fueron una experiencia muy dura. La promesa de salvación, que Dios le hizo a Moisés fue cristalizando poco a poco. Esta realidad nos ayuda a entender mejor lo que Isaías dijo a Israel en nombre de Dios:


"VEN‟, "SUBE AL MONTE‟, "INSTRUYETE EN MIS SENDAS‟


Dios quería que su pueblo estuviera con Él. Al decirle: „Ven‟, le estaba ofreciendo su presencia, su palabra, su apoyo! Él lo amaba, Israel experimentó su cariño una y muchas veces. Sabía que Dios estaba siempre a su favor.
Hoy el Señor nos invita también a estar con Él y nos dice: „Suban al monte ‟. ¿Para qué quiere que subamos? Él quiere que marchemos por sus sendas. ¿Qué nos puede pasar si Dios está con nosotros y nos instruye con su Palabra?.
¡Vengan! ¡Suban al monte del Señor! ¿Queremos subir? Hoy vivimos la era de la modernidad. Tenemos internet, redes sociales, adelantos científicos y técnicos de todo género. ¿Pero somos felices de verdad?. En el mundo se vive la guerra en todas formas, nuestros caminos no son los caminos por los que Dios quie-re llevarnos. Si caminamos por las sendas del Señor, no nos levantaremos unos contra otros, se acabarán las envidias, los pleitos, los desenfrenos, los secuestros, la corrupción, la violencia, la desigualdad.
Dios estaba con ellos, no les cabía la menor duda, regresaron del destierro, tenían que contar lo que Dios había hecho en su favor.
Habiendo sido liberado, pudo dar testimonio de su liberación.
¿Fue fácil la misión que Dios le dio? ¿Por qué? Su pueblo estaba abatido por el cansancio, la debilidad, y tantas limitaciones. Por eso Isaías le profetizó:
“se iluminarán los ojos de los ciegos,

 

Los oídos de los sordos se abrirán”
Saltará como un siervo el cojo,
La lengua del mudo cantará” (Is 35,6).


Ver, escuchar, moverse, cantar, son acciones que significan todo lo que pudo hacer estando libre.
Hay que soñar que las cosas pueden ser mejores, creer que si nos empeñamos, podemos vivir la verdadera alegría, que no es tener los bolsillos llenos de dinero, ni vestir a la moda, como muchos piensan. Vivimos en un mundo materialista, consumista, hedonista y pragmático.
Dios piensa la alegría de manera muy diferente a nosotros. Estar alegres no es tener todo, ni poder todo… ¡la vida se goza de verdad, cuando tenemos la capacidad de amar de verdad! ¡la verdadera alegría nos la da Dios!.

LA PALABRA NOS ILUMINA
Este domingo se llama „GAUDETE‟, es decir: „ALEGRENSE‟. Los dos domingos anteriores encendi-mos una vela morada, significando qué haríamos para recibir a nuestro Salvador (con un sentido penitencial); ahora encendemos una color rosa, significando la ale-gría que nos da saber que Dios está cada día más cerca. „ya viene a habitar entre nosotros‟.
La profecía de Isaías este domingo, es un himno a la alegría. Él habla de situaciones y elementos de la natu-raleza que significan vida. Los actores de esta fiesta van apareciendo poco a poco, y enriquecen el escena-rio. El último en aparecer es el pueblo de “los redimi-dos de Yahvé, que regresa feliz de su cautiverio”:

 

“Por este camino regresarán los libertados por Yahvé. Llegarán a Sión con cantos de Júbilo, coronados de perpetua alegría; se-rán su escolta, el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado (Is 35,10).

 

Entramos en el corazón del Adviento. Nos podemos imaginar el regreso del Pueblo, habiendo experimenta-do la liberación que Yahvé le dio, después de sufrir tantas penas. En los rostros de los Israelitas apare-cieron la alegría y la dicha; estaban felices.
Necesitamos vigilar y darnos cuenta de lo que tenemos que hacer para recibir al Señor.

 

 

 

 

 

 


NUESTRO COMPROMISO
Despertemos a un cristianismo que signifique y atraiga a los que están lejos de la Iglesia. Recibir a Jesús es ser sus misioneros.
¿Qué actitudes podemos hacer nuestras para en-contrarnos con el Señor?
Dios nos invita a subir al monte. Él está ahí y nos espera para instruirnos. ¿Cómo podemos conocer lo que Dios quiere de nosotros?
CELEBRAR
El árbol de Navidad es signo de la venida de nuestro Salvador, la Corona de Adviento es signo de que nos preparamos para su venida. Encendemos la primera vela, tiene cuatro, una por cada semana, tres moradas y una rosa. Se irán prendiendo domingo a domingo.
Escribimos en unas tiras de papel nuestro compromiso, para crecer en conciencia y dejarnos instruir por el Señor. Las ponemos en la vela y pedimos que personal y familiarmente acrecentemos nuestra esperanza en la salvación que Dios nos trae también hoy.
Dios viene ya. No podemos dormirnos. Se acerca nuestra salvación.( Mt 24,37-44).
CANTAMOS

Oración para encender la vela de la corona
Primer Domingo de Adviento: La promesa de salvación.
Para empezar: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se lee la siguiente explicación basada en el Génesis, capítulo 3:
Adán y Eva se dejaron engañar por el demonio al pensar que podían saber más que Dios y hacer lo que Él había prohibido. Así comenzó el pecado en el mundo y todo se volvió obscuridad para el hombre, pues el pecado nos aleja de Dios. Pero Dios prometió enviarnos a un Salvador.
Vela: Se enciende la primera vela, que es la vela del arrepentimiento. El color de la vela nos recuerda que es un tiempo de penitencia, de conversión.
Oración: Que esta corona nos ayude a preparar los corazones de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad. Te lo pedimos, Señor.
Para terminar: Te damos gracias, Señor, por mandarnos a tu Hijo a salvarnos y te pedimos ayuda para preparar nuestro corazón a la venida de Cristo. Amén.
Cantar:

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