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2º Encuentro

(El Pecado)

 

Objetivo:

Descubrir que con el pecado rechazamos el amor de Dios y rompemos   nuestra   relación  con  Él,  para   que  comprendiendo   la necesidad de restaurar esa relación regresemos a la casa Paterna

 

Saludo y bienvenida

 

El  coordinador  saluda  y agradece  la presencia  de todos.  Dirige  una dinámica en la que todos se aprenden los nombres de todos (sin apellidos).

 

A continuación recuerda lo visto en el encuentro anterior y presenta el objetivo de este encuentro.

 

1. Experiencia de vida

 

El Misionero invitará a los participantes a escuchar la siguiente historia, leerla en voz alta y de manera pausada

 

El Rey Bondadoso

 

Cierto Rey acostumbraba a celebrar su cumpleaños en la cárcel escuchando las causas de los prisioneros, para al final liberar a uno de ellos.

 

Cada uno presentaba su defensa: soy inocente, me confundieron, me condenaron injustamente, yo no fui, fue otra persona, me quieren hacer daño, yo soy bueno y justo, yo jamás he robado, jamás he pensado en matar a otra persona…

 

En el fondo del patio estaba un hombre sentado, escondiendo el rostro entre sus manos.

El Rey le preguntó:

- ¿Y tú por qué no vienes a defenderte?

- Porque soy culpable- respondió el hombre

- ¿Qué hiciste?- Le preguntó el Rey

-Maté a un hombre

-¿Por qué lo hiciste?

- Porque estaba envuelto en la ira y me dejé llevar por mis instintos salvajes, simplemente no tengo como justificar mi falta, soy completamente culpable y soy consciente del mal que cause, no merezco su perdón.

 

Al final el Rey indicó a juez que liberara al asesino confeso.

Pero Majestad, replicó el juez, si es un verdadero canalla.  Sí, respondió el juez, lo liberamos para que no eche a perder a todos los demás que se declaran tan buenos e inocentes.

 

 

El coordinador pregunta a los asistentes:

¿Cómo ven la actitud del Rey?

¿Qué piensan de aquellos quienes justificaron sus faltas?

¿Cómo ves la actitud del hombre que se declaró culpable?

 

2.  Iluminación bíblica

 

Cada uno de los participantes leerá en voz baja el texto de Lucas  18, 9-14,  luego lo escucharán de uno de sus compañeros que lo leerá en voz alta para todo  el grupo mientras  ellos siguen la lectura en sus biblias.

 

Estudio de evangelio: pondrán en común lo que cada uno logró ver en su casa y se podrán utilizar las mismas preguntas.

 

Después de profundizar con el estudio bíblico el Misionero compartirá las siguientes preguntas:

 

¿Qué relación encuentras entre la historia del Rey Bondadoso y el texto de San Lucas 18?

¿Qué relación tienen estas dos historias con nuestra vida?

¿Cómo hacer para obrar como el pecador público?

¿Según la historia y el texto del evangelio, cómo quiere el Señor que nosotros actuemos?.... ¿lo estás haciendo?

 

3.  Mensaje

 

El pecado es tratar suplantar a Dios y tratar de usurpar su reino: hay pecado cuando el hombre no acepta su realidad de criatura y quiere vivir y actuar como si fuera Dios: creador, omnipotente, dueño de todo, poderoso, autosuficiente y legislador (Gn. 3,4-5).

 

El pecado es no creerle a Dios: el hombre no confía en Dios ni en su plan maravilloso.  Quiere obtener la felicidad por sus propios medios de acuerdo a sus deseos, siguiendo sus propios impulsos. (Rm. 14,23).

 

El pecado es rebelión contra Dios: por el pecado el hombre se separa e independiza de Dios. Al final, intenta tomar el lugar de Dios mismo. (2Sam. 15-18 –Absalón-).

 

El Catecismo de la Iglesia Católica (No. 1849 y 1850) describe el pecado de la siguiente manera: El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un afecto perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como “una palabra, un acto, o un deseo contrario a la ley eterna”.  El pecado es una ofensa a Dios.  El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de él nuestros corazones. Como el primer pecado es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse “como dioses”.  El pecado es amor a sí hasta el desprecio de Dios.  Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación.

El pecado es la desobediencia a la voluntad de Dios que lesiona nuestra dignidad de personas y de hijos de Dios.

 

El pecado siempre tiene repercusiones en quienes nos rodean. Nuestros pecados no nos dejan  crecer ni personal, ni familiar, ni socialmente.

 

El pecado es ante todo no aceptar ese amor que Dios nos ofrece, amor de Padre, desinteresado y profundo, rompemos esa relación de amor entre el creador y la criatura.

 

4.  Compromiso

 

En un ambiente de fraternidad el Misionero llevará a los participantes a compartir por grupos las siguientes preguntas:

 

¿Qué pienso sobre mis pecados?

¿Reconozco mis faltas o niego mi condición de pecador?

¿Me arrepiento de lo hecho?

¿Cómo descubro la acción destructiva del pecado en mi Vida, en mi familia, mi entorno, mi comunidad?

¿Cómo puedo restaurar mi relación con Dios?

¿Hace cuánto no me acerco al sacramento de la reconciliación?

 

El Misionero terminará proponiendo a los participantes buscar el sacramento de la reconciliación como compromiso de esta catequesis, si es  posible  que  la  actividad  termine  con  un  acto  penitencial  y  el sacramento de la reconciliación.

 

5.  Celebración

 

En profundo silencio y si es posible con un poco de música de fondo, cada uno de los participantes leerá el texto del Salmo 51 (50) pausadamente, haciendo oración cada una de las palabras que allí se encuentran e intentando hacerlo propio; al final un buen lector lo leerá en voz alta y cada uno nuevamente seguirá la lectura.  Si se desea al final se puede compartir y realizar el canto “Perdona a tu pueblo”  a manera  de letanía de la siguiente manera. Perdona a tu pueblo

 

Todos:

 

Todos: Perdona a tu pueblo, Señor. Perdona a tu pueblo. Perdónalo, Señor.

 

Lector: Porque nuestros labios no siempre dicen la verdad y porque hemos ensuciado nuestras manos con la injusticia.

 

Todos: Perdona a tu pueblo...

 

Lector: Porque hemos permitido la violencia en la televisión, en las calles, en la vida de pareja, entre vecinos.

 

Todos: Perdona a tu pueblo...

Lector: Porque nos hemos olvidado de ti, Señor, no escuchando tu palabra, no acercándonos al templo, no alabándote en nuestras familias.

 

Todos: Perdona a tu pueblo...

 

6.  Para  la casa

 

El Misionero motivará a los participantes para que en su casa lean el texto de Hechos 10,36-43 realicen el siguiente estudio de evangelio.

 

Estudio de evangelio:

¿Qué es lo que Pedro dijo a Cornelio y los que estaban con él?

¿Cuáles son los momentos más definitivos de la vida de Jesús desde su bautismo hasta después de su resurrección?

¿De qué somos nosotros testigos hoy?

 

Si cada uno saca un rato y estudia el texto en su casa y escribe lo que fue encontrando, en el encuentro siguiente se compartirá mejor con los hermanos y crecerá el conocimiento de Jesús vivo.

Kerigma 7, Misión

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