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Catequesis de la Infancia Misionera

La catequesis de niños está abierta igualmente al dinamismo misionero. La idea es que los mismos niños ayuden a otros niños a encontrarse con Jesús, promoviendo así un movimiento de solidaridad cristiana y de testimonio misionero. De esta manera los niños toman conciencia del importante papel que ellos representan también en la Iglesia y en el mundo.

"Toda catequesis es misionera porque impulsa a preocuparse de otras comunidades de ambientes distintos y, abriendo los espíritus al bien de la Iglesia universal... Pero además, lo es porque inclina a actitudes de respeto hacia los hombres y estimula a dar ante todos ellos un testimonio auténticamente cristiano, partiendo siempre de la edificación cada día más sólida de la propia comunidad eclesial..."

La Catequesis en nuestro tiempo. 5º Sínodo de Obispos. 1977. Nº 17.

Jesús llamó a los Apóstoles y les expresó lo que les ofrecía y lo que esperaba de ellos. A nosotros, como a ellos, nos plantea: "Ven y sígueme" (Mt. 19,21), "Vayan y evangelicen" (Cf. Mt. 28,19), "Yo estaré con ustedes siempre." (Mt. 28, 20b).


Con el "Ven" nos está ofreciendo su presencia y amistad y está pidiendo que nos unamos a Él y nos transformemos en Él. Con el "Sígueme" se nos está ofreciendo como modelo, como camino y como guía. Con el "Vayan" nos está indicando que Él nos ofrece una orientación, una misión y una compañía. Él nos pide que vayamos como "enviados" suyos a servir a nuestros hermanos. En síntesis, Jesús nos ofrece "vida nueva" para que la compartamos con los demás. Los niños no están excluidos de este mandato de Jesús ni de seguir sus pasos.

La escuela con Jesús: una propuesta de Jesús.

El niño deberá realizar un proceso cíclico que lo va configurando como verdadero misionero. Este proceso podría resumirse en cuatro pasos: Comienza "escuchando" la Palabra, pasa a "vivirla" personalmente, se expresa en el "servicio misionero" correspondiente y refuerza su "comunión para la misión".

1) Catequesis Misionera. El primer paso es "escuchar la Palabra" para comprender la misión; por ello, lo llamamos catequesis misionera. Se propone lograr que los niños conozcan a Jesús y en Él comprendan su misión universal.

2) Espiritualidad misionera: Los encuentros de espiritualidad misionera se proponen ayudar a renovar misioneramente la mente, el corazón, las actitudes y la vida, mediante la profundización de nuestra experiencia con Jesús. Este segundo paso consiste en "vivir" la Palabra, renovando nuestra vida al estilo de Jesús; nuestro corazón, sentimientos, actitudes, opciones misioneras.

3) Proyección Misionera. Aquí se ayuda a los niños para que den el paso de "ser" discípulos a "hacer" discípulos para Jesús, enseñando a otros lo que han aprendido de Él. Por esto, la proyección misionera de estos niños será evangelizando y haciendo animación misionera hacia todas las personas, especialmente hacia los niños.

4) Comunidad Misionera. Busca afianzar los lazos de amistad entre los miembros del grupo, crear vínculos de amistad, fraternidad y ayuda mutua. Su objetivo es el de fortalecernos como grupo: comunidad eclesial viva, dinámica y misionera. Es decir, la vida misionera del mismo grupo. Se trata de fortalecernos como comunidades eclesiales vivas, dinámicas y misioneras.

Entre las diversas actividades que realizan los niños misioneros están: el anuncio del Evangelio a otras personas; animación misionera a otros niños; servicios misioneros en su familia y en la propia escuela; actividades para conseguir donaciones; oraciones y celebraciones misioneras; comunicación y apoyo a nuestros misioneros que están en otros países o continentes; actividades en favor de los niños necesitados; elaboración de materiales para la animación misionera; visitas a enfermos, a ancianos, a presos, etc.

Los niños necesitan una formación integral. La espiritualidad misionera no es un añadido, es la espiritualidad cristiana en toda su vitalidad. Por ello, asumen con mayor fuerza la universalidad del compromiso misionero (cooperación espiritual, material y con servicios, a los niños y adolescentes del mundo entero), además de asumir compromisos concretos como misioneros en ámbitos cercanos a ellos. Los niños deben transformarse en buenos animadores misioneros en su propia comunidad, para el mundo entero. Esta es la gran visión que da significado a la Obra Pontificia de la Infancia Misionera.

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