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RETIRO DE PAPAS Y PADRINOS 2018

LA FAMILIA FASCINADA POR EL LLAMADO DE JESÚS

 

*Síganme y yo los haré pescadores de hombres y ellos, dejaron al

instante las redes, lo siguieron*  [Mc 1, 17ss]

 

Objetivo: Descubrir que en la familia se inicia el llamado de Cristo, la vocación

de cristianos, para construir el Reino de Dios como misión de hacer posible una

nueva identidad de vida en el hogar.

 

DINÁMICA:

Material

  • Imagen de Jesús, tocando una puerta (Grande).

  • Sagrada Escritura

  • Mesa y mantel

  • Un cirio pascual

  • Entregar en unos sobres las palabras recortadas del contenido de

       Apoc. 3, 20; Jer. 1, 5; Sal 27, 10; 23,4; Mt 6, 33.

  • Resistol, papel bond.

  • Entregar a los participantes una petición para la oración final

 

Desarrollo

  1. Después de haber hecho la recepción y motivación necesaria a los participantes, se procederá hacer la dinámica.

  2. Se buscaran hacer equipos de 20 personas, invitándoles a buscar a manera de rompecabezas hacer las frases de Apoc. 3, 20 y demás. No se les dirá nada sobre la frase. Evitemos persuadirlos. Que ellos hagan participación y rompan hielos.

  3. Una vez hecha la frase, ponerla y pegarla en un papel bond. Tener lo necesario para este momento.

  4. Después invitarles a reflexionar y pedirles: ¿qué te dice a ti esta frase?

  5. Posteriormente hacer un consenso para que cada equipo teniendo su secretario pase a decir los comentarios de cada uno de los participantes.

  6. Finalmente  colocar los bond a donde está el Cristo tocando la puerta.

  7. Hecha la dinámica se procederá a la exposición con una referencia de 40 min. De exposición.

  8. Terminada la exposición se procederá hacer la oración, pidiendo a los participantes hacer las peticiones que se entregaron para este momento.

 

Jesús nos llama para continuar su misión en Familia.

La primera actitud para llevar adelante con éxito la misión de construir el Reino de Dios en nuestras vidas y familia, es la clara conciencia y firme persuasión profunda del llamamiento especial de Jesús para comprometerse por la misión y emprenderla con ánimo. La Iglesia doméstica (la familia) es la con-vocación de los  cristianos, es la llamada a unir en asamblea a los llamados.

Para una familia como la nuestra. Jesús llama personalmente a cada hombre y a cada mujer a un encuentro intimo con Él. El primer contacto de los discípulos con el Maestro a través de sus palabras y sus obras, despertó en ellos el deseo de seguirlo, ya que su personalidad los fascinaba y su corazón quedo impactado a tal grado que su vida no volvió a ser la misma. No eran ellos los que elegían, sino que eran ellos los llamados, los elegidos por el Señor, no para cumplir una misión externa a sus vidas sino precisamente para ¨estar con Él y ser enviados a predicar¨, el mandamiento del Amor [Mt 3,14; cf., DA 131].

En nuestra vida necesitamos tener una ¨clara conciencia ¨ de que el llamamiento es una elección amorosa de su parte, acompañada de una invitación a participar de su misma misión. Y además una ¨firme persuasión¨ es decir, la seguridad personal de que Él quiere asociarme a su anhelo de salvar a todo el mundo y mi familia. Dice San Agustín ¨Anuncia tú también a Cristo¨ ¿Qué fiel dejara de hablar de Cristo? Que todos atraigan a los que puedan.

No vamos a actuar por nuestra cuenta ni pensemos que lo podremos con solo nuestras fuerzas. Aquél que nos llama es quien nos guía, nos acompaña y nos fortalece por su Santo Espíritu, para que, en su nombre, seamos capaces de anunciar su Evangelio y de hecho nos pongamos a la obra con nuestro testimonio. Él espera que sepamos responderle con generosidad, aceptando y proponiendo a su disposición.

Por eso, el cristiano que nace en la familia se define por la vocación de sus progenitores: han sido llamados por Dios, quien ha tomado la iniciativa de buscarlos, hacerlos discípulos y salvarlos.

La vocación del llamado en la familia, nuestra familia busca ensanchar nuestro ser único y personal según el proyecto de Dios. De ahí que la misión de la paternidad, deja una huella en nuestro seguimiento de Jesús para que otros lo sigan. No se puede dejar una huella sin extender al máximo el propio ser. La vocación de ser cristianos en familia se desarrolla al paso de los años y madura con la vida. Somos seres dinámicos, siempre crecemos y evolucionamos. Al ir caminando aparecen otros intereses y vamos desarrollando habilidades nuevas. Por ello en todo proceso de crecimiento y más en la familia, pide un continuo análisis y evaluación para ubicar en que valores crecemos y en que caminar vamos cada día con Dios. He aquí que esto, es un proyecto de vida para nuestra familia cristiana que incluye todas las dimensiones: inclinaciones, afectos, valores, hobbies, temas de interés, etc.

Por tanto, el llamado de ser de Dios en familia pide respuesta libre, responsable, alegre y generosa. Es una llamada-vocación a seguirle: ser discípulo implica entrar y pertenecer a la escuela de Maestros, aprender sus métodos, tener su mismo pensar y reacciones. El que escucha su llamado y quiere seguirlo siendo discípulo, entra en su vida por el Bautismo, sigue sus pasos y obra como Él [Jn 2,6 Jn 14,12]. Lo que inicia la vida cristiana es la vocación: llamado de Dios. Él toma la iniciativa [1 Jn 4 ,10] y pide una respuesta; la fe y la vida moral en el amor.

 

La respuesta al llamamiento es la misión

El vocablo ¨misionero es sinónimo del apóstol y pastor ¨. La misión de Jesús es el encargo de anunciar el Evangelio de la salvación al mundo. Saberse o sentirse enviado de Jesús equivale a identificarse con el anhelo salvífico de Jesús.

Dice el evangelio: “Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el Evangelio del Reino a todas las naciones [cf. Mt 28, 19; Lc 24, 46-48]. Por eso todo discípulo es misionero, pues Jesús lo hace partícipe de su misión. Cumplir este encargo no es una tarea opcional, sino parte integrante de la identidad cristiana. Porque es la extensión testimonial de la vocación misma.¨ produce una gran disposición y actitud constante y animosa de cumplir con el encargo recibido, ponerlo en acto, ser mensajero fiel y presuntuoso de su Evangelio; sentirse urgido por el amor de Cristo [2 Cor. 5,14].

Así que los conceptos de “llamada-respuesta, seguimiento, imitación”; es una CONFIGURACIÓN; es una identificación con la persona de Cristo, que definen el comportamiento moral cristiano.

Un cristianismo en familia no se mide por unas normas éticas, sino por un encuentro con Cristo que toca el núcleo de la persona humano y origina un comportamiento correspondiente, personal y social. El llamado y el encuentro con Cristo en familia es la experiencia original que nos mantiene en una respuesta fiel y alegre.

En un primer momento, la apreciación del llamado a ser cristiano en familia lleva en sí mismo una carga motivacional emotiva bastante fuerte. Pues, la persona que es movida por un atractivo interior, recibe un impulso que la hará capaz eventualmente de romper con su vida pasada y abrazar un nuevo estilo de vida. Todos podemos recordar y reflexionar esa misteriosa gracia que nos hizo capaces de dar pasos que no habíamos imaginado.

Resultaría provechoso recordar el momento en que descubrí por primera vez la voz de Dios y tuve una experiencia viva de Él, para sintonizar en su atractivo. Siempre hay algo en nosotros que nos llevó a un cambio.

Esta fuerza emotiva inicial, nos puede ser la motivación central y permanente de toda una vida. Los sentimientos van y vienen, aun los que acompañan profundas convicciones naturales o sobrenaturales. Siempre necesitamos renovar esa motivación de acuerdo a las circunstancias cambiantes para recordar que fue lo que me hizo ser un padre o madre cristiano.

Renovemos siempre esta experiencia de nuestro llamado por el Señor, para ubicar que en nuestra familia estamos llamados a ser cada día un testigo creíble de Dios.

Propuesta para la oración de los fieles

Agradezcamos el don de ser llamados a trabajar en la viña del Señor, e imploremos con fe por las necesidades del mundo y de la iglesia diciendo:

R: Que respondamos, Señor a tu llamado.

  1. Por nuestra comunidad para que se estrechen los vínculos de comunión entre todos los que la formamos y nos convertimos así en un ámbito propicio en el que puedan surgir las diversas vocaciones. Oremos

  2. Para que redescubramos la riqueza que implica la propia vocación bautismal y potenciemos así todas las vocaciones consagradas al servicio de la iglesia. Oremos

  3. Para que nuestras familias se sientan llamadas a seguir a Jesús y a servirlo en los hermanos a través de los diversos carismas que el Espíritu Santo suscita en su iglesia. Oremos.

  4. Para que los matrimonios y familias cristianas vivan su vocación con fidelidad y se conviertan en un símbolo claro del Amor de Cristo en sus casas. Oremos

  5. Para que el Señor haga experimentar, en el corazón de nuestras familias, la llamada a ir a las periferias existenciales para proclamar misericordia la Buena Nueva del Evangelio. Oremos

  6. Para que los educadores y catequistas, se sientan corresponsables en la animación y promoción de todas las vocaciones en su encuentro con los niños, adolescentes y jóvenes. Oremos

  7. Para que confiados en el Dueño de la Mies, que llama a seguirlo más de cerca, a muchos niños, jóvenes y adultos; les otorgue el don de servirlo sin que tengamos miedo de proponer la vocación sintiéndonos mediación de Dios. Oremos

  8. Para que se vaya creando en las comunidades una cultura vocacional que fomente y favorezca el germen de nuevas vocaciones. Oremos

  9. Para que el testimonio entregado, alegre y fiel de nuestras familias suscite en otros interrogantes para plantearse la llamada del Señor a una vocación de servicio. Oremos

  10. Para que la oración sea ofrenda de los enfermos en favor de las vocaciones en especial consagración se vea bendecida ante Dios. Oremos

  11. Para que el grito silencioso de tantos hombres y mujeres que no conocen ni han experimentado el amor y la salvación de Dios resuene en muchos corazones y respondan a la llamada vocacional que el Señor les hace. Oremos

 

PADRE SANTO, HAZ QUE EL ATRACTIVO DE JESUCRISTO SIGA CONQUISTANDO EL CORAZÓN DE MUCHOS HERMANOS QUE, DEJÁNDOLO TODO, SIGAN LA AVENTURA MAS MARAVILLOSA DE ENTREGAR LA VIDA POR EL EVANGELIO. HAZ QUE ABRAMOS EL CORAZÓN A CRISTO, QUE NO QUITA NADA Y LO DA TODO. PARA QUE A EJEMPLO DE LA VIRGEN MARÍA, LA SIEMPRE JOVEN Y DISPONIBLES A HACER TU VOLUNTAD, NOS ENTUSIASME A RESPONDER CON GENEROSIDAD A TU LLAMADO POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR.

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