Segunda Meditación
Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él (Lc 24, 17)
Primer momento:
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Busco nuevamente un lugar donde pueda estar tranquilo/a.
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Comienzo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
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Me acomodo y relajo el cuerpo en preparación para el encuentro con el Señor.
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Pido esta oración
Segundo momento:
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Sigo estos pasos:
1. Leo el texto de Lucas 24, 13-27. Con la imaginación me hago parte de la escena. Soy un(a) participante más.
2. Complementación:
- Mientras los caminantes se lamentan de lo perdido, Jesús se les acerca pero no lo reconocen. Ya no son dos son tres. Les pregunta ¿Qué van conversando por el camino? Les parece sorprendente e irritante: ¡Eres el único que no sabe! Pero le cuentan su pérdida. Al menos hay alguien que le interesa su historia de desilusión, tristeza y desconcierto. Es mejor contárselo a un extraño.
Pero se provoca un cambio, el extraño comienza a habla: El los escuchó; ahora le toca a él. Les habló directamente y de cosas que ellos bien conocen.
- El desconocido no los retó por estar tristes, sino que les hace ver que esto forma parte de una tristeza mayor, en la que se ocultaba la alegría. El desconocido no ha dicho que la muerte que ellos lamentaban no fuera real, sino que era una muerte que daba paso a una vida verdadera. No les niega nada sino que los hace actores principales de una historia aún más grande.
- Sin embargo el desconocido no ofrece un consuelo fácil. Les invitó a meterse en sus corazones para ver en lo pequeño en que estaban encerrados y abrírselos a la historia y a la humanidad entera.¡Qué faltos de comprensión y torpes para creer!. Han estado lamentando perdidas sin darse cuenta que ella les traían la vida.
- Las lecturas del A.T y N.T., de la misa y la homilía están destinadas a hacernos discernir su presencia en medio de nuestras tristezas. Cada día hay diferentes lecturas, cada día hay una palabra diferente para nuestras vidas. Sin la palabra de Dios no podríamos salir de nuestras tristezas y darnos cuenta que estamos vivos. Esta palabra busca hacernos presentes a Jesús. Sin la palabra no lo vamos a reconocer en la fracción del pan.
- A los peregrinos su palabra y su presencia les hace cambiar su tristeza en alegría. Y eso sucede en cada Eucaristía. La palabra transforma nuestras mentes, nos hace salir de nosotros mismos, nos invita a cambiar de vida. El poder de la palabra de Dios está en su capacidad de transformación.
- La palabra en la Eucaristía nos convierte en parte en la gran historia de nuestra salvación. Nuestra pequeña historia se hace parte de la gran historia. Nos hace ver que nuestra vida diaria es vida sagrada.
- Necesitamos la palabra hablada y explicada. Esta presencia ablanda nuestro duro corazón y podemos invitar al calor de nuestro hogar a aquel que nos hizo arder el corazón.
3. Me pregunto:
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En la vida diaria ¿Cuáles son las personas con que ido conversando en el camino y he podido ir aclarando situaciones?
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¿He experimentado la presencia de Jesús a través de su palabra? ¿Cuáles textos recuerdo que más me han impactado?
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¿Cómo viene Dios a mí, mientras escucho la palabra?
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¿Cómo puedo discernir que la mano sanadora de Dios llega a mí, a través de la palabra?
4. Después de todo lo orado en este momento, pregunto a mi corazón: ¿Qué le digo al Señor?. Escribo una breve oración de alabanza, petición, oración, etc.
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Termino rezando un Padrenuestro y un Ave María
Tercer Momento:
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Concluyo este tiempo de oración, dejando 5 minutos para revisar y anotar los frutos de este tiempo de oración.
- ¿Logré conectarme con el Señor?, ¿Estuve muy inquieto(a)? ¿Cuál es la razón?
- ¿Qué cosas me ayudaron y Qué cosas me dificultaron la oración?
- ¿Qué ha pasado en mi? ¿qué sucedió en mi mundo interior?
Señor Jesús, que pueda discernir mi vida por medio de tu Palabra y la Eucaristía