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CATEQUESIS PARA CELEBRAR

EL DÉCIMO ANIVERSARIO

DE NUESTRA DIÓCESIS DE TEOTIHUACÁN

Tema 01

¿SABES QUÉ ES UNA DIÓCESIS?

 

OBJETIVO:

Conocer nuestra Iglesia particular (Diócesis) como la porción del pueblo de Dios, circunscrita territorialmente y cuyo cuidado pastoral es encomendado a un obispo.

 

Materiales:

  • Se colocan algunos carteles de bienvenida.

  • Se entregan gafetes con los nombres de los participantes.

  • Se colocan sillas a modo de quedar a media luna.

  • Se tiene CD y reproductor con el canto “yo tengo fe”.

  • Y se preparan algunas láminas de papel bond en una pared para posterior colocar a modo de rompecabezas, el territorio de la diócesis de Teotihuacán

 

INICIO:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

A continuación se reparte la letra del canto en una hoja y se reproduce. Búsquese que todos la canten

 

YO TENGO FE

Palito Ortega

 

Yo tengo fe que todo cambiara                                                  Yo tengo fe los hombres cantarán

que triunfará por siempre el amor                                            una canción de amor universal

yo tengo fe que siempre brillará                                                 yo tengo fe será una realidad

la luz de la esperanza no se apagara jamás.                     el mundo de justicia que ya empieza a despertar.

Yo tengo fe yo creo en el amor                                                  Yo tengo fe que todo cambiará

yo tengo fe también mucha ilusión                                      que triunfara por siempre el amor

porque yo sé será una realidad                                                 yo tengo fe que siempre brillará

el mundo de justicia que ya empieza a despertar.        la luz de la esperanza no se apagará jamás. 

Yo tengo fe porque yo creo en Dios                                           Yo tengo fe yo creo en el amor

yo tengo fe será todo mejor                                                        yo tengo fe también mucha ilusión

se callará el odio y el dolor                                                           porque yo sé será una realidad

la gente nuevamente hablará de su ilusión.                   el mundo de justicia que ya empieza a despertar.

La ra la ra...

VEAMOS:

 

Estamos destinados para el amor:
Dios conoce nuestro nombre y tiene un plan para nuestras vidas

 

Al principio de su carta a los Efesios, San Pablo hace una oración asombrosa. Pablo ora diciendo: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos puesto que nos ha elegido en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos e inmaculados en su presencia. Por su amor, él nos eligió de antemano para que seamos sus hijos adoptivos en Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de su gloria y de su gracia que él nos otorgó libremente en el Amado” (Ef. 1,3–5).

 

Es maravilloso reflexionar en lo que esta oración significa. Antes de la creación del mundo, antes de que el mundo empezara a existir, cuando la tierra aún no tenía forma y era un vacío, cuando la oscuridad todavía prevalecía en la faz del abismo, ya entonces, Dios sabía el nombre de ustedes y el mío y él ya tenía un plan para nuestras vidas.

¡Hemos sido elegidos y amados desde toda la eternidad, desde antes de que el mundo fuera creado! El Dios que creó el sol y la luna, las estrellas y todos los planetas, este Dios quería que ustedes nacieran, que yo naciera, y que nacieran todos los demás seres humanos.

 

Esta verdad nos invita nuevamente a la adoración y al asombro. El Papa Emérito Benedicto XVI expresó este asombro suyo durante su Misa inaugural: “No somos un producto casual y sin sentido de la evolución. Cada uno de nosotros es el resultado de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno de nosotros es amado, cada uno de nosotros es necesario” Papa Benedicto XVI, Homilía para la Solemne Inauguración del Ministerio Pretino (24 de abril de 2005). 

En el designio de Dios para la creación, en su Providencia, ni un gorrión cae del cielo sin que él se entere. Y, como nos lo recuerda Jesús, ¡nosotros somos más valiosos que muchos gorriones! Cada cabello de cada cabeza está numerado, y cada niño o niña nace con un ángel personal para que sea su guardián y su guía.

Nuestro Padre sostiene este mundo y todas nuestras vidas en su mano amorosa. Él cuida de cada uno de nosotros y de nuestras más pequeñas necesidades. (Mt 10,29–30; 18,10; Hech 3,15; 2 Tes 2,7).

 

PENSEMOS:

 

  • ¿Sabías que somos un designio de Dios en esta vida? ¿Qué piensas de ello?

  • ¿Qué entiendes por casualidad de la vida?

  • ¿Cómo te consideras ahora que sabes que eres elegido de Dios en esta vida?

 

Terminada la lluvia de ideas se realiza la lectura de qué es la Diócesis,  mientras un catequista va colocando el mapa de la diócesis de Teotihuacán en el bond. Procúrese ubicar en que municipio se encuentra su parroquia para facilitar la comprensión del tema.

 

¿SABES QUÉ ES UNA DIÓCESIS?

Y más importante todavía, ¿sabes en qué diócesis vives?

Para aquellos nuevos en la fe (o incluso para los criados católicos) existen innumerables palabras en el catolicismo que resultan confusas. Una de ellas es la palabra ‘diócesis’. ¿Qué significa? El término deriva de la palabra griega dioíkēsis, que hace referencia a la administración del hogar familiar. En el Imperio Romano, la palabra se usaba para denominar a un territorio gobernado por una ciudad central. A medida que el Imperio fue cristianizado, los obispos emplazados en estas ciudades adoptaron naturalmente el término para describir la región bajo su gobierno.

En los primeros comienzos del cristianismo, los obispos actuaban más bien como párrocos. Las comunidades cristianas eran pequeñas, presentes solo en un puñado de ciudades y había suficientes obispos como para administrar cada comunidad individual. Con la extensión del cristianismo, los obispos se vieron incapaces de atender todas las necesidades espirituales de las almas en cada región determinada, así que ordenaron sacerdotes para que fueran asistentes locales. Estas comunidades dirigidas por sacerdotes se conocerían más tarde como parroquias.

 

Cada región, compuesta de un obispo en una ciudad principal con una serie de parroquias por todo el ámbito rural, llegó a conocerse como ‘diócesis’. Este término sigue usándose hoy día y, de forma similar a las parroquias, cada diócesis tiene un área geográfica específica.

 

Cuando un obispo es puesto al cargo de una diócesis particular, asume la responsabilidad de las almas dentro de sus límites. Su función es hacer todo lo posible para garantizar que todas las almas tengan acceso a los sacramentos y que se cumplan las leyes de la Iglesia. El obispo es la autoridad local en todas las cuestiones de la Iglesia y es responsable de preservar la fe apostólica.

Es importante que cada católico sepa en qué diócesis reside actualmente y que conozca los límites de la misma, en especial cuando se mude a otra ubicación. Cuando una persona se muda a otra diócesis, está confiando al obispo correspondiente el cuidado general de su alma. Por encima de todo, el obispo es tu pastor local y necesita en gran medida de tus oraciones. Su labor no es fácil y deberíamos recordar siempre las dificultades con las que tiene que lidiar a diario.

  • ¿Qué significa la palabra Diócesis?

  • ¿Sabes a que diócesis perteneces y cual el nombre de tu Iglesia particular?

  • ¿Quién es el obispo que rige esta diócesis?

  • ¿Qué le toca realizar a un obispo en su diócesis?

 

ACTUAEMOS

 

La acción de Gracias ha de convertirse en la razón y en el camino para nuestras vidas. Es un camino de alegría, anticipado por el salmista, cuyas palabras parecen vislumbrar, a lo lejos, la Eucaristía:

¿Con qué le pagaré al Señor

Todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación

He invocaré el nombre del Señor.

Le ofreceré un sacrificio de alabanza,

He invocaré el nombre del Señor (Sal 116, 12–13, 17).

Aquí nos acercamos al verdadero significado de nuestras vidas, a aquello para lo cual fuimos creados y al motivo de ello.

San Pablo nos dice: “Nosotros, los que primero esperamos en Cristo, hemos sido destinados y designados para vivir para alabanza de su gloria”. Una de nuestras santas más recientes, Santa Isabel de la Trinidad, dijo que estas palabras de San Pablo representan la verdadera grandeza de nuestra vocación humana, “el gran sueño del Corazón de nuestro Dios, [su] voluntad inmutable para nuestras vidas”. Y ella tiene razón.

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