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ADVIENTO

“Tiempo de espera en el Señor”
El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el

domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24

de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la

Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.
El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado.
El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.
► La primera semana de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. A vivir la esperanza.
► La segunda semana nos invita, por medio de Juan el Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. A ponernos en el camino de la fe y la conversión.
► La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Debemos estar alegres.
► La cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera. Nos invita a proclamar la palabra y a vivir paz.
Navidad Juvenil 2019

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TEMA 1

NO TEMAS

► Sentido del tema.
Confiar en que no tenemos nada que temer siempre que

nuestra fe esté puesta en Dios misericordioso.
► Ambientación.
La ambientación del espacio será todo lleno de luz, los colores pueden ser amarillo, verde (esperanza) y blanco. Se pondrá en letras grandes la frase “NO TEMAS” con rayos de luz hechos con cartulina o papel crepé.
Se harán pajaritos descansando en árboles y peces en el agua, recordando más tarde que, así como Dios les da a ellos todo lo que necesitan, nos lo dará también a nosotros.
► Bienvenida.
Los jóvenes serán recibidos con un papel para cada uno que dirá “No Temas” y la cita de algunos de los textos bíblicos en donde está esta frase, con la canción de Celinés Díaz, “No temas”. (Si es posible se pondrá el video con letras para que vayan cantando). Canción No temas – Celinés Díaz.

https://www.youtube.com/watch?v=XLM5-u37t7s
► Oración inicial.
Señor hoy queremos darte gracias por traernos hasta aquí para comenzar a adentrarnos al tiempo de Adviento. Gracias por todos los hermanos aquí presentes y por lo que hoy te traemos en oración, nuestros corazones y todas sus intenciones. Hoy nos acercamos a ti llenos de Esperanza, confiados en que en esta Navidad nacerás en nuestros corazones y vendrás a nuestras vidas a hacerlo todo diferente. Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!
► Reflexión.
Y el ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios.” Lucas 1,30
Pero mientras pensaba en esto, se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciéndole: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo.” Mateo 1,20 
Entre muchas otras palabras, el ángel dijo a María y a José: “no temas”. ¿Por qué habría sido esto? Quizá era de esperarse que se llenaran de miedo ante la gran sorpresa que fue para ellos la voluntad de Dios. Y antes de continuar, de seguir avanzando, sus corazones necesitaban escuchar eso… NO TEMAS. Quizá el nuestro también necesita escucharlo, creerlo, vivirlo. No un día sino DÍA TRAS DÍA, durante toda la vida.
María, como otros personajes de las Sagradas Escrituras, tiembla ante el misterio de la llamada de Dios, que en un instante la sitúa ante la inmensidad de su propio designio y le hace sentir toda su pequeñez, como una humilde criatura. El ángel, leyendo en lo más profundo de su corazón, le dice: «¡No temas!». Dios también lee en nuestro corazón. Él conoce todos nuestros miedos, inseguridades y angustias. ¿Y nosotros? ¿Los conocemos? A veces vamos tan rápido en la vida que ni siquiera nos hacemos conscientes de nuestros temores y de las cosas que nos impiden avanzar o caminar hacia lo que Dios ha soñado para nosotros.
Hoy podemos mirar dentro de nosotros y dar un nombre a nuestros miedos, esto nos ayudará a pedir a Dios que nos aumente la fe y que nos ayude a no tener miedo y confiar plenamente en Él. Para los cristianos, en concreto, el miedo nunca debe tener la última palabra, sino que nos da la ocasión para realizar un acto de fe en Dios… y también en la vida.
El motivo principal por el que María no debe temer es porque ha encontrado gracia ante Dios. La palabra «gracia» nos habla de amor gratuito e inmerecido. Cuánto nos anima saber que no tenemos que conseguir la cercanía y la ayuda de Dios presentando por adelantado un «currículum de excelencia», lleno de méritos y de éxitos. El ángel dice a María que ya ha encontrado gracia ante Dios, no que la conseguirá en el futuro. Y la misma formulación de las palabras del ángel nos da a entender que la gracia divina es continua, no algo pasajero o momentáneo, y por esto nunca faltará. También en el futuro seremos sostenidos siempre por la gracia de Dios, sobre todo en los momentos de prueba y de oscuridad.
Las palabras del ángel a María nos hablan también a nosotros, a nuestros miedos, para disolverlos. Cada uno de nosotros es una historia amada por Dios. El haber «encontrado gracia ante Dios» significa que el Creador aprecia la belleza única de nuestro ser y tiene un designio extraordinario para nuestra vida. Ser conscientes de esto hace que vivamos nuestras vidas de forma distinta, poniendo siempre la mirada en Jesús, en quien nacen y renacen la alegría y la esperanza. La fuerza para tener valor en el presente nos viene de la convicción de que la gracia de Dios está con nosotros.
Hay una experiencia sobre el “no temer” que es importante mencionar: los discípulos… ellos tenían miedo, después de la crucifixión y muerte del Señor, y se encierran para no ser descubiertos. Y ante el temor de la persecución externa, se les aparece el Señor y calma sus miedos, con un: paz a vosotros. Paz que es la actitud interior contraria al miedo. Y este desearles la paz, es un anuncio en sí, del envío del Espíritu Santo, pues la paz es fruto del Espíritu, y solo puede ser adquirida por una infusión de este mismo Espíritu. Quizás nosotros nos parecemos a los apóstoles, nos escondemos y tenemos miedo. Jesús se manifiesta hoy deseando esa misma paz, para cada uno de nosotros.
La obra que el Espíritu Santo de Dios quiere hacer en estos tiempos tan difíciles es quitarnos el miedo, darnos valentía, paz y seguridad en que a pesar de que las circunstancias actuales nos hablan de sufrimientos, dificultades y luchas, Dios está en medio de nosotros, actuando, defendiendo, guiando, ocupándonos con los medios, dones y gracias necesarias para librar la batalla y ser fieles en la cruz y tribulación. Para que Jesús viniera al mundo se necesitaron dos elementos: una virgen madre y el poder del Espíritu Santo. No nos cansemos de pedir el poder del Espíritu Santo para que Jesús se siga haciendo presente entre nosotros en la Eucaristía y en el rostro de nuestros hermanos y de nosotros mismos.
► Desarrollo del tema.
Se harán grupos de 4 o 5 personas para compartir las siguientes preguntas y/o profundizar en los textos bíblicos.
La Biblia no niega el sentimiento humano del miedo ni sus muchas causas. Abraham tuvo miedo (cf. Gn 12,10s.), Jacob tuvo miedo (cf. Gn 31,31; 32,8), y también Moisés (cf. Ex 2,14; 17,4), Pedro (cf. Mt 26,69ss.) y los Apóstoles (cf. Mc 4,38-40, Mt 26,56). Jesús mismo, aunque en un nivel incomparable, experimentó el temor y la angustia (Mt 26,37, Lc 22,44).
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?» (Mc 4,40). Este reproche de Jesús a sus discípulos nos permite comprender cómo el obstáculo para la fe no es con frecuencia la incredulidad sino el miedo.
Hoy, en mi situación concreta: ¿Qué es lo que me angustia? ¿Qué es lo que más temo? ¿Qué es lo que me bloquea y me impide avanzar? ¿Por qué no tengo el valor para tomar las decisiones importantes que debo tomar? ¿Me da miedo no ser amado o aceptado por las personas? ¿Me da miedo lo que Dios pudiera pedirme? ¿Seré capaz de perseverar toda mi vida?
No tengas miedo de mirar con sinceridad tus miedos, reconocerlos con realismo y afrontarlos.
Deuteronomio 31:8
Isaías 41:10
Salmos 56:3
Salmos 27:1
Salmos 34:4
Josué 1:9
Mateo 10:29-31
1 Pedro 5:7
► Compromiso.
No descuidar mi vida de oración durante todo este adviento ni durante toda mi vida. Conversar con Dios sobre mis miedos e inseguridades y pedirle que mi fe sea siempre más grande y que Su Espíritu Santo cambie mi miedo en paz, confianza y seguridad.
► Oración final.
Iniciar con la Canción Confianza – Jon Carlo y Kairy Márquez

https://www.youtube.com/watch?v=Z_VQrVVwFqo&list=RDZ_VQrVVwFqo&start_radio=1
Te damos gracias, Señor, porque hoy nos dijiste al corazón que no tengamos miedo. No hay a quien temer si sabemos que Tú estás siempre con nosotros, que podemos descansar en ti, escondernos en ti, vivir en tu presencia por siempre. Tu amor nos abraza, nos acoge y nos ayuda a seguir caminando aun cuando no entendemos nada. Danos la fe, la confianza plena, de caminar siempre junto a ti, de no tener miedo sino Fe.

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