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TEMA 4:

DIOS ESTÁ CON NOSOTROS

Y NOS LLAMA A ESTAR CON ÉL 

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Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros; y hemos visto su gloria, la gloria propia del Hijo

único del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Jn. 1, 14)

 

Objetivo:

Descubrir el amor de Dios en nuestro caminar guiados por la Palabra para que su reflexión y

vivencia nos lleve a experimentarlo y nos impulse a responder con una actitud fiel a su acción y a su

voluntad.

Para tener en cuenta:

  • Preparar proyector y computadora o imágenes alusivas al tema.

  • Una planta verde

  • Fruta

  • Recipiente transparente con agua

  • Planta seca en tierra seca.

  • Vela o cirio.

 

Llevar escritas todas o algunas de las siguientes frases, o en power point:

  • Mi corazón Señor, se siente insatisfecho.

  • No puedo decir de verdad: soy feliz.

  • Yo te busco con sinceridad

  • Ahora Señor quiero desahogarme y no puedo

  • Mi corazón tiene sed de ti Dios vivo

  • He perdido la paz, y la alegría no me acompaña

  • Tú volverás hacer el manantial de mi vida

  • Seguiré buscando tu rostro.

  • Quiero que tú seas mi morada

  • Que seas el Dios de mi gozo y de mi alegría

  • Señor yo espero en ti, pues eres mi Dios

 

Bienvenida y ubicación:

 

Bienvenidos a este retiro espiritual 2019, que bien que han respondido al llamado que Dios les hace para reflexionar desde su Palabra y el Magisterio de la Iglesia a vivir un encuentro con Él, nuestro Dios. Estos momentos no tratarán solo de llegar a un conocimiento, si no de llegar a un encuentro con Dios.

 

En estas horas reflexionaremos en el amor de Dios Padre, la entrega total del Hijo que salva y la fuerza del Espíritu que anima a la Iglesia. Hoy descubriremos el Amor de Dios que nos llama a estar en comunión con Él. Participemos con empeño y alegría, sabedores de que todo lo que hagamos y vivamos en estos días será para nuestro propio bien y el de nuestras comunidades.

 

Oración inicial:

(Se proclama el Salmo con una música de fondo)

 

Salmo 42

 

Mi corazón Señor, se siente insatisfecho. Yo busco libertad de amor;  busco libertad y belleza; busco la paz y la justicia…

 

Y mi corazón no te encuentra. Como busca la cierva el agua cristalina, así mi alma te busca a ti Dios mío.

 

Mi corazón tiene sed de ti Dios vivo; ¿cuándo serás tú mi verdad y belleza, mi libertad y mi paz?

 

Yo te busco con sinceridad y pasión, con dolor y cansancio, y leo en el rostro de los hombres como un desafío: ¿dónde está tu Dios?

 

Y ahora Señor quiero desahogarme y no puedo; mi corazón se angustia; me siento turbado. He perdido la paz, y la alegría no me acompaña, no puedo decir de verdad: soy feliz.

 

Con todo, yo espero en ti. Tú volverás a sr el manantial de mi vida y mi corazón volverá a sentirse cercano. Tú eres, aun en las tinieblas, la luz de mi rostro Señor.

 

Caminare de día hacia ti, buscando tu misericordia. Y de noche, cuando todo parece que ha muerto, te cantaré en mi corazón con el Dios de mi vida. Señor, Dios mío, ¿Por qué ando triste, angustiado, queriendo buscar en otras cosas la felicidad para mis días?

 

Aunque te busque a veces solo, aunque me sienta fatigado en la búsqueda, aunque los otros pasen indiferentes a mi lado, aunque se rían y me griten diciendo: ¿Has encontrado ya a tu Dios? dinos cómo es tu Dios.

 

Aunque me quede perdido en un inmenso desierto Dios, Dios de mi salvación seguiré buscando tu rostro: Dame serenidad, dame paz, Que en mi corazón y en mi mente haya armonía, unidad.

 

Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta ti, que eres el origen de mi vida.

 

Quiero que tú seas mi morada, que seas el Dios de mi gozo y de mi alegría. Te doy gracias de todo corazón Dios mío. Señor, que mi corazón no se deprima ni se angustie.

 

Señor, yo espero en tí, pues eres mi Dios. Te busco sediento como la cierva el manantial. Te busco porque tú eres la Verdad de mi verdad, y el Amor de mi amor y la Belleza de mi belleza, y la Libertad de mi libertad. Te busco a ti Señor de mi vida.

 

 

                        VEAMOS

                        En el Salmo 42 encontramos algunas frases que expresan nuestra situación personal.

                      Ubícate en la frase que refleje tu experiencia personal.

 

Se deja un espacio para la reflexión mientras se van pasando las frases o imágenes:

  • Mi corazón Señor, se siente insatisfecho.

  • No puedo decir de verdad: soy feliz.

  • Yo te busco con sinceridad.

  • Ahora Señor quiero desahogarme y no puedo.

  • Mi corazón tiene sed de ti Dios vivo.

  • He perdido la paz, y la alegría no me acompaña.

  • Tú volverás hacer el manantial de mi vida.

  • Seguiré buscando tu rostro

  • Quiero que tú seas mi morada.

  • Que seas el Dios de mi gozo y de mi alegría.

  • Señor yo espero en ti, pues eres mi Dios.

 

Retroalimentación:

 

¿Descubres que Dios está contigo? ¿En qué signos lo experimentas?

¿Sientes su llamado a estar con Él?

¿Aceptas su llamado a estar con Él? ¿Estás insatisfecho en tu relación con Dios?

¿Eres feliz sin Él?

 

Si alguien gusta, puede compartir su reflexión

 

                         PENSEMOS

                         Procesión solemne con el Libro de la Sagrada Escritura

                       Monición:

Recibamos la Palabra de Dios, que es la luz que nos guía para responder al amor de Dios.

 

Cantando o proclamando el Salmo 118

 

Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos

 

Señor dame vida según tu promesa. Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón; Inclino mi corazón a cumplir tus leyes siempre y cabalmente.

 

Se proclama muy bien el siguiente texto desde la Biblia…

 

(Jn. 1,1-18)

Al principio ya existía la Palabra.

La Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Ya al principio ella estaba junto a Dios. Todo fue hecho por ella y sin ella no se hizo nada de cuando llegó a existir. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres; la luz resplandece en la oscuridad, y la oscuridad no pudo sofocarla.

 

Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por él. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que con su venida al mundo ilumina a todo hombre.

 

Estaba en el mundo, pero el mundo, aunque fue hecho por ella, no la reconoció. Vino a los suyos, pero los suyos no la recibieron. A cuantos la recibieron, a todos aquellos que creen en su nombre, les dio capacidad para ser hijos de Dios. Estos son los que no nacen por vía de generación humana, ni por que el hombre lo desee, sino que nacen de Dios.

 

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros; y hemos visto su gloria, la gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y verdad.

 

Juan dio testimonio de él, proclamando: Este es aquel de quien yo dije: «El que viene detrás de mí es superior a mí, Porque existía antes que yo» En efecto, de su plenitud todos nosotros hemos recibido gracia en abundancia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos llegaron por medio de Cristo Jesús. A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo único, que es Dios y está en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer.  Palabra de Dios.

 

Comentario:

 

El hombre, por sí mismo, no puede llegar Dios que es amor, ni conocer su voluntad. Es necesaria una luz que indique el camino para comprenderlo. Por eso el Verbo viene como luz entre nosotros. Dios Padre sale de sí, para llamarnos a participar de su vida y gloria. DA 129ª.

 

La humanidad ya no está condenada a caminar a tientas, guiándose por pequeñas luces en medio de sus tinieblas. Pues Cristo ha llegado a nosotros para que lo veamos a Él que es la luz y para revelarnos el amor de Dios

 

Ante una vida sin sentido, Jesús nos revela la vida íntima de Dios en su misterio más elevado, la comunión trinitaria. Es tal el amor de Dios, que hace del hombre, peregrino en este mundo, su morada: Vendremos a él y viviremos en él imprimiendo en nosotros su huella de amor.

 

Ante la desesperanza de un mundo sin Dios, que solo ve en la muerte el término definitivo de la existencia, Jesús nos ofrece la Vida plena (Cfr. Jn 10, 10)

 

Ante la idolatría de los bienes terrenales, Jesús presenta la vida en Dios como valor supremo: « ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo, si pierde su vida?» DA 109

 

La pedagogía que Dios ha usado para revelar su amor está unida a su acción en la historia del hombre.

 

La Iglesia nos presenta a través de San Ireneo del Lyon; la pedagogía divina bajo la imagen de una mutua relación entre Dios y el hombre «El Verbo de Dios (…) ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo del hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre según la voluntad del Padre». (Cfr. CEC)

 

Al descubrir el amor de Dios vemos que es una realidad fundante: No un Dios solo pensado, ni se reduce a una doctrina, sino el Dios de rostro humano. Es el Dios-con-nosotros, el Dios del amor hasta la cruz. Cuando el discípulo llega a la comprensión de este amor de Cristo «hasta el extremo», no puede dejar de responder a este amor si no es con un amor semejante: «Te seguiré a donde quiera que vayas» (Cfr. DA 14).

 

El ser amados por Dios nos llena de alegría. El amor humano encuentra su plenitud cuando participa del amor divino, del amor de Jesús que se entrega solidariamente por nosotros en su amor pleno hasta el fin. DA 117a

 

Jesús manifiesta el amor trinitario, es el Hijo de Dios, la Palabra hecha carne, verdadero Dios y verdadero hombre, es la expresión plena del amor de Dios a los hombres. Su vida es una entrega radical de sí mismo a favor de todas las personas, consumada definitivamente en su Muerte y Resurrección (…) en Él, el Padre se hace presente, porque quien conoce al Hijo conoce al Padre.

 

La comunión es el fruto y la manifestación de aquel amor que, surgiendo del corazón del Padre, se derrama en nosotros a través del Espíritu que Jesús nos da, para hacer de todos nosotros un solo corazón y una sola alma. (IV PDP I, 91).

 

Entendemos que la comunión entre Dios y los hombres se manifestó de un modo admirable en el hecho de la alianza y alcanzó su plenitud en el misterio de la Encarnación. Creemos que esta realidad deberá también manifestarse en nuestra Iglesia diocesana a través de la comunión y participación de quienes la componemos. (IV PDP I, 92).

 

 

                           ACTUEMOS

                           Nuestras actitudes deben de ser coherentes con la fe que profesamos para responder así al amor divino.

 

El apóstol Santiago nos dice: «Tú tienes la fe y yo hago el bien, ¿Dónde está tu fe que no produce nada? Son obras las que hacen justo al hombre y no solo la fe. (2,18. 24).

 

Dios nos ama y hemos experimentado ese amor en varios momentos de nuestra vida, ¿cuál será nuestra actitud después de tomar mayor conciencia del amor de Dios?

 

1. ¿Qué conoces de Dios?

2. ¿De qué manera lo recibes en tu vida?

3. ¿Tiene un lugar importante en tu caminar?

4. ¿Cuál es tu respuesta ante su amor?

5. ¿Qué luz te da la Palabra de Dios para responder al amor?

6. ¿Cuál va a ser la expresión de que amas a Dios?

7. ¿Qué has hecho para proyectar su amor a los demás?

8. El tomar mayor conciencia del amor de Dios, ¿A qué te compromete?

 

                           CELEBRAMOS

                           Tengamos presente que «El amor que no se expresa en actitudes no existe». En la siguiente oración integramos los tres                                momentos de esta reflexión:

 

                                         Realidad, Palabra y Compromiso.

 

Mujer: En esta planta seca representamos nuestra realidad cuando el amor de Dios no se expresa en actitudes.

Todos: Perdón por las veces que no hemos respondido al amor de Dios.

Hombre: En esta planta verde, los frutos y el agua expresamos la intervención de Dios con su Palabra que nos mantiene con vida y damos fruto de amor en los hermanos.

Todos: Gracias Padre por tu Palabra que nos ilumina para ser fieles a tu amor.

Matrimonio: Con esta luz hacemos presente la Palabra de Dios, que nos guía y nos ilumina en nuestro caminar hacia Él.

Todos: Pedimos Señor tu gracia para tener presente tu Palabra en nuestra Vida.

 

Concluimos con la siguiente oración

 

Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva. Tarde te amé y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas, conmigo, mas yo no estaba contigo. Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuvieran en ti no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo, gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste y desee con ansia la paz que procede de ti. Confesiones de San Agustín

 

Todos: Oh verdad, luz de mi corazón. No son ya mis tinieblas las que me hablan: me había equivocado pero me acorde de ti; y ahora vuelvo a tu fuente, sediento y anhelante.

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