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TEMA 6

FAMILIA DE NAZARET

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► Sentido del tema
Reflexionar acerca del valor de la familia instituida por Dios, conformada

por la madre, el padre y los hijos.
► Ambientación
Colocar en el centro de una pared o mural la imagen de la Familia de Nazaret y alrededor colocar carteles con los valores que caracterizaban esta familia como modelo ideal.
► Bienvenida
Entregarle a los jóvenes versículos bíblicos o frases llamativas impresas en papelitos sobre la familia.
Colocar canción de fondo y cantar en grupo la canción: Bendecid, oh Señor! mi familia, que puede encontrarse en el link siguiente:
https://www.youtube.com/watch?v=ZucjI8CZ6YU
► Oración Inicial
Señor bueno y misericordioso, a ti nos dirigimos en este día porque sabemos que tú nos escuchas y estás atento a nuestras suplicas. Es por esto, glorioso Señor, que hoy ponemos nuestro corazón ante ti y lo abrimos para recibir el mensaje que nos tienes preparado en este día, para que tu santa presencia inunde por completo nuestra vida y la de nuestras familias.
Hoy, Padre amado, venimos a poner en tus benditas manos la vida de nuestras familias, de cada uno de sus integrantes, nos rendimos en tu presencia para que puedas actuar en ellas, te pedimos que los cuides, protejas y bendigas, guárdalos de todo mal, condúcelos por las sendas del bien, que tu infinito amor los cubra y aparte de toda maldad. Señor, límpialos con tu preciosísima Sangre y sé Tú su escudo protector en cualquier momento y lugar.
Dios nuestro, Jesucristo, te ruego que tomes nuestras familias y las unas cada día más. Ayúdanos a vivir en paz y armonía. Aleja el temor y el rencor para que el amor pueda actuar, ven a sanar, ven a liberar y a transformar nuestros corazones, ayúdanos a restaurar la unidad familiar y aprender a vivir juntos y felices sin divisiones, peleas o distanciamientos.
Te imploramos, bendito Señor, que ates todo sentimiento negativo en nuestras familias y te lo lleves lejos, para que solo el amor, la dicha y la felicidad reinen en nuestros hogares. Que cada uno de los miembros de nuestra familia pueda sentirse apreciado, valorado y sobre todo amado y que en nuestros hogares se respire paz, alegría y calidez de un hogar.
Bendice, Señor Todopoderoso y eterno a nuestras familias hoy y siempre, por fe sabemos que escuchas las oraciones de tus hijos, ayúdanos a permanecer y esperar siempre en ti. Todo esto te lo pedimos en el nombre poderoso de tu hijo Jesucristo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
► Reflexión
La familia de Nazaret era única e irrepetible, pues es la única familia que ha cambiado la historia del mundo. Al contemplar la familia de Nazaret uno podría pensar que tenían todo a su favor y nada en contra. Es cierto que gozaban de inmensas gracias, pero también es cierto que tuvieron que sufrir grandes pruebas, como cualquier familia: tuvieron que sufrir la escasez, la persecución, el ser refugiados en un país extranjero, las calumnias de las malas lenguas.
Jesucristo necesitaba una familia, para tener su cuido y la atención, el desarrollo y la protección, la ayuda y la educación propicios. María y José criaron y sustentaron al Niño Jesús, unieron su esfuerzo y trabajo, sin que, en lo posible, sufriera carencias; le proporcionaron, en la feliz humildad de su hogar, los elementos adecuados para su crecimiento mental y corporal.
“Descendió Jesús con ellos, fue a Nazaret y les estaba sumiso. Su madre guardaba todas las cosas en su corazón. Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres” (Lc 2,51-52).
La Sagrada Familia o Familia de Nazaret nos enseña en las palabras de un Niño de doce años la lección quizá más importante de todas: Dios debe ser el centro de toda la vida familiar. Y lo será cuando sea también el centro de la vida personal del padre, de la madre y de los hijos. Quizá esa sea una de las tareas más difíciles en las que los padres tienen que educar a sus hijos. Aprovechemos la celebración de esta fiesta de la familia para hacer lo que nos enseña María: meditar y conservar la Palabra de Dios de modo que el Niño Jesús vaya creciendo en estatura y gracia también en nuestro corazón y seamos así cada vez más semejantes a Él. Ello, sin duda, redundará en beneficio de nuestra vida familiar.
José era trabajador manual, albañil o agricultor, tal vez, según la tradición, carpintero; y, como es corriente, Jesús también trabajaría la madera, ya después, sus propios paisanos, al oírlo, se preguntan: ¿No es este el hijo del “carpintero”? María se dedicaba se ocupaba de la casa de Nazaret y de las faenas domésticas precisas al marido y al hijo, limpiaría y cocinaría y estaría al tanto de sus necesidades con esmero y mimo de esposa y madre. El Niño colaboraba en el quehacer, como se habituaba entre los judíos, ayudando a moler el trigo, acarreando agua del pozo y acercando las tablas o las herramientas. Jesús, entroncado en la familia, aprendería y ayudaría con generosidad y alegría. Obedecía a sus padres, confiaba en ellos, los abrazaba y los respetaba y quería.
Jesús pudo escoger su nacimiento; podría haber sido en el más suntuoso palacio de Roma, Egipto o Jerusalén y ser príncipe, rey o emperador, obedecido y aclamado por los hombres. Todo eso lo dejó, lo rechazó, para, escondiéndose de este mundo, ocuparse de las cosas de su Padre en cumplimiento de su misión de Siervo de los siervos; y, sometiéndose obediente a María y a José, realizar el humilde trabajo diario del taller y de la casa de Nazaret. Aceptaba sin tristeza, sin renegar de su situación, contento con lo mucho o lo poco, sin obtención de caprichos y exigencias superiores a la familia, en la gozosa renuncia, en la felicidad que proporciona vivir la sencillez cotidiana de la familia unida en las dificultades o en las pequeñas alegrías, en el calor del afecto y del amor que envuelve; y, en la corrección y disciplina, miraba con respeto el rostro del padre que sabe por qué corrige y amonesta, se le oye y se le atiende. Cuando, tras la dolorosa búsqueda, lo encuentran en el Templo, María le regaña y lo llama al orden: “Hijo, ¿por qué has hecho esto? Tu padre y yo te buscábamos angustiados” (Lc 2,48).
La familia es una unidad delicada que se ha de proteger y cuidar con el amor y el respeto, con la paciencia y la verdad, como rosal de jardín requiere riego poda y abono de entrega y renuncia, para que arraigue fértil en la unión y en la educación de los hijos; ha de vivir ese crecimiento de Jesús en sabiduría y gracia ante Dios y los hombres y seguir el hermoso ejemplo de la Sagrada Familia en la práctica de las virtudes que nos enseña: bondad, humildad, caridad, laboriosidad. La familia debe ser una escuela de virtudes que imparte el aprendizaje y cumple su misión educativa, que funda los cimientos de la personalidad del hijo, de lo que será el adulto y enseña el camino del buen cristiano. La familia forma el carácter, la inteligencia y voluntad del niño, labor hermosa y trascendente. Los niños, como Jesús, han de ser amables y respetuosos, estudiosos y obedientes, confiar en sus padres, ayudarles y quererlos, orar y pedir por la familia.
Lo dijo el Papa Juan Pablo II: “La familia es la primera comunidad de vida y amor, el primer ambiente donde el hombre puede aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por Dios.” (Encuentro con las Familias en Chihuahua 1990). Y, en su carta a las familias añadía, que es necesario que los esposos orienten, desde el principio, su corazón y sus pensamientos hacia Dios, para que su paternidad y maternidad, encuentren en Él la fuerza, para renovarse continuamente en el amor. Recordemos que “la salvación del mundo vino a través del corazón de la Sagrada Familia”. «En la familia se fragua el futuro de la Humanidad», proclamó.
La familia es la piedra angular de la sociedad. Sin la consistencia y fundamento familiar las naciones se hunden; la salvación del mundo, el porvenir de la humanidad y la prosperidad de los pueblos y sociedades están en que el ritmo sano y el fluido arterial del corazón de la familia funcionen siempre con regularidad.
► Desarrollo del Tema.
Abrir un espacio de participación colectiva, preguntando a los jóvenes ¿Qué nos enseña la Sagrada Familia? Luego de la participación se les pedirá que elijan uno de los valores que caracterizaban a la sagrada familia, explicando las razones de su elección.
► Compromiso.
La Familia de Nazaret o Sagrada familia nos invita a acoger, vivir y proclamar la verdad y la belleza de la familia, según el plan de Dios.
Todas las familias del mundo en que vivimos hoy, deberían acudir al amparo y protección de la Sagrada Familia y al modelo original diseñado por nuestro Señor, para así aprender a vivir el amor y el sacrificio, conscientes de que la gracia del sacramento del matrimonio fortalece a los esposos para sacrificarse el uno por el otro, y ambos por los hijos.
► Oración final.
Padre Celestial, que nos has dado un modelo de vida en la Sagrada Familia de Nazaret, ayúdanos a hacer de nuestra familia otro Nazaret donde reine amor, la paz y la alegría. Que sea profundamente contemplativa, intensamente eucarística y vibrante con alegría. Ayúdanos a permanecer unidos por la oración en familia, en los momentos de gozo y de dolor y vivir bajo el ejemplo del diseño original que Tú has creado. Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros de nuestra familia, especialmente en los momentos de angustia. Haz que el corazón de Jesús Eucaristía haga nuestros corazones mansos y humildes como el suyo y ayúdanos a sobrellevar las obligaciones familiares de una manera santa.
Haz que nos amemos más y más unos a otros cada día como Dios nos ama a cada uno de nosotros
y a perdonarnos mutuamente nuestras faltas, como Tú perdonas nuestros pecados. Ayúdanos, oh Padre amado, a recibir todo lo que nos das y a dar todo lo que quieres recibir con una gran sonrisa.
Inmaculado Corazón de María, causa de nuestra alegría, ruega por nosotros. Amén.

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